La muralla cristiana de Madrid, también conocida como muralla medieval, fue edificada en esta ciudad española entre los siglos XI y XII, una vez que la villa pasó a la Corona de Castilla.
Fue construida como una ampliación del primitivo recinto amurallado (siglo IX), de origen musulmán, para dar cabida a los nuevos barrios surgidos tras la Reconquista. Con el establecimiento de la Corte en 1561, quedó en desuso, demoliéndose prácticamente en su totalidad.
Aún se conservan algunos restos, integrados en la estructura de diversos edificios del Madrid de los Austrias, nombre con el que se designa al centro histórico de la ciudad.[1]
Los más importantes se encuentran en la calle de los Mancebos, en la de Don Pedro, en la del Almendro, en la de Escalinata, en la del Espejo, en la de Mesón de Paños y en la Cava Baja, así como en la plaza de Isabel II y en el aparcamiento subterráneo de la plaza de Oriente. Los vestigios que aún se mantienen en pie fueron declarados Monumento Histórico-Artístico en el año 1954.