Playa de Omaha fue el nombre en clave de unos de los principales puntos de desembarco de la invasión aliada de la Francia ocupada por los alemanes en los desembarcos de Normandía del 6 de junio de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.[1] La playa estaba situada en la costa norte de Francia, frente al Canal de la Mancha, y tenía 8 km de longitud, extendiéndose desde el este de Sainte-Honorine-des-Pertes hasta el oeste de Vierville-sur-Mer. Era necesario un desembarco en este lugar para poder enlazar los desembarcos británicos del este con el desembarco estadounidense del oeste, asegurando así la costa de Normandía. Tomar Omaha sería responsabilidad de las tropas del Ejército de los Estados Unidos, y el transporte marítimo de estas tropas fue proporcionado por la Armada de los Estados Unidos y elementos de la Marina Real Británica.
El día D, la 29.ª División de Infantería, a la que se unieron ocho compañías de Rangers estadounidenses redirigidas desde Pointe du Hoc, asaltaría la mitad oeste de la playa. A la 1.ª División de Infantería, endurecida por la batalla, se le asignó la mitad este. Las oleadas de ataques iniciales, consistentes en tanques, fuerzas de infantería y zapadores, se planearon cuidadosamente para reducir las defensas costeras y permitir la llegada de los barcos grandes para las siguientes oleadas. El objetivo principal en Omaha era asegurar una cabeza de playa de unos ocho kilómetros de largo, entre Port-en-Bessin y el río Vire, conectando con los desembarcos británicos en la playa de Gold, al este, y alcanzando la zona de Isigny al oeste para conectar con el VII Cuerpo, que desembarcaría en la playa de Utah. Para enfrentarse a los desembarcos estaba la experimentada 352.ª División de Infantería. Desplegados en puestos fortificados por la costa, la estrategia alemana se basó en defender cualquier asalto por vía marítima en la línea de costa.
El día D, en Omaha, poco transcurrió como se había planeado. Dificultades en la navegación provocaron que, a lo largo del día, la mayoría de las lanchas de desembarco no alcanzaran sus objetivos. Las defensas eran inesperadamente fuertes e infligieron numerosas bajas en las tropas estadounidenses en cuanto estas desembarcaban. Bajo un fuego intenso, los zapadores avanzaron con dificultad para eliminar los obstáculos de la playa, causando que los desembarcos posteriores se acumularan en los pocos canales que se habían despejado. Debilitadas por las bajas recibidas nada más desembarcar, las tropas asaltantes supervivientes no pudieron despejar las salidas de la playa, fuertemente defendidas, causando más problemas y sus consiguientes retrasos para los desembarcos posteriores. Finalmente se consiguieron pequeñas penetraciones por grupos de supervivientes que llevaron a cabo asaltos improvisados, escalando los acantilados entre los puntos mejor defendidos. Al final del día se habían ganado dos pequeñas posiciones seguras aisladas que, contra las defensas más débiles de tierra adentro, se aprovecharon posteriormente para conseguir los objetivos originales del día D durante los días siguientes.